lunes, 25 de enero de 2010

"UN PIANISTA MILONGUERO"



Cuando todavía se escuchaban los últimos cohetes navideños, el 26 de diciembre (2002)último; emprendió su viaje postrero en nuestra Capital don CÉSAR RANDOLFO ZAGNOLI. Contaba con 91 años y fue un pianista heredero de las más exquisita prosapia milonguera del Río de la Plata, nacido en Durazno (ROU) el 24 de abril de 1911, en un hogar encabezado por su padre don César, músico y director de la banda y el coro infantil municipal.

César entra al Tango con su instrumento “insignia”: el bandoneón y comienza a despuntar la noche lugareña, agregando la otra música de gran moda por los años ‘30: el jazz.

Más preciso en 1934, con sus maletas cargadas de sueños, cambia por el piano y recala en la frontera con Brasil, donde una sola vereda central marca la denominación de Rivera, por los orientales y Santa Ana do Livramento, en la margen “verdeamarela”. Localidad que se convierte en lanzamiento y lo deposita por tres años (1934/36) en Montevideo. Su impronta pianística logra repercusión en los locales nocturnos y moverá la atención de un visitante porteño de muy asidua presencia en esos reductos: Juan D’Arienzo. Que lo invita a “cruzar el charco”, impresionado por el estilo, del futuro Potrillo o Potriyo. Fue diciendo y haciendo... Buenos Aires lo ubica en la noche del Chantecler, donde alterna “el dientudo” con Rodolfo Biaggi en la orquesta del “Rey del compás”.

Sin omitir su costumbre de ejecutar jazz, lo desarrolla en el Parque Colonial, alli lo escucha el violinista y director Eugenio Nóbile; lo incorpora inmediatamente. Este quinteto le dejaba a “Nuestro Pianista”, desarrollar sus sólos con gran éxito.

Luego en la década inigualada e irrepetible: “Del ‘40”, es requerido por Alfredo Gobbi, que estaba armando su orquesta. Primeras andanzas de César junto al autor de Cavilando y Mi Paloma, director que siempre mostró gran agudeza al seleccionar pianistas. Cuando Juan C. Cobián dirigía su nueva orquesta y debe reemplazar al pianista Jaime Gosis, elige al Potrillo, para compartir atriles con Spitalnik y Huguito Baralis; pero la agrupación actuará corto tiempo, por la escasa salud de su director.

Joaquín Do Reyes afincado en LR1 El Mundo dirigiendo un conjunto de notables, los hermanos Guisado, Vardaro, Ahumada, Presas, Pepe Díaz, el director impone a “Nuestro Pianista Milonguero”, por un prolongado período donde graban en un sello de escasa difusión. Alternadamente actuó con Pedro Maffia, Laurenz y Manuel Buzón por citar tres conjuntos importantes, pero en 1950 estará junto a Héctor Varela, que reaparece como director con las voces de Laborde y Lesica en LR3, Chantecler, bailes y discos Columbia.

En 1955 finaliza su periplo porteño, retorna a Montevideo y forma diversos conjuntos primero un trío -su vieja manía - con bandoneón y bajo, luego la orquesta clásica con importantes músicos y cantantes, actúa en 1962 en el Primer Festival Universitario de Tangos (Teatro Solís) junto a las orquestas de Julio De Caro, Prudencio Aragón, el Quinteto de la Guardia Nueva y Astor Piazzolla. Luego César y su típica actuarán en Tacuarembó y recorren todo el interior oriental acompañado por elementos de primera línea grabando en Sondor y Antar con el trío y orquesta, indistintamente.

Registra una calificada selección de la Guardia Vieja, Evocando a Eduardo Arolas y a Matos Rodríguez. De impecable técnica y que evidencian también, los vastos conocimientos adquiridos por Nuestro Pianista, en esa superficie irrepetible de los escenarios compartidos con figuras notables, en ambas orillas del Plata, en tan dilatada carrera, siempre evolutiva.

Por 1978 actuará en Madrid y Wáshington con notable suceso y regresa para seguir grabando en varios sellos Philips, Edward, Tonal, RCA y en Orfeo, deja para la mejor antología del género un cassette en solo de piano, donde destaca a todos los autores desde Bardi a Piazzolla o Salgán. Modalidad ésta observada en toda su discografía. Queda para destacar sus propias obras instrumentales como La Estacada, Medianoche un tango y tú, Como el ceibo, Naútico club, Mucho que ver y el vals María Antonia, más las cantables con letras de Soriano, Bigio, Mastra, Correa, Julián Centeya, que abarcan casi 30 obras. Todas notables.

Así hemos evocado con trazos muy gruesos, lo opuesto nos llevaría por espacios que carecemos para tan importante creador del sentimiento -esencialmente- tanguero. Los muchos seguidores del Río de la Plata, sus “exigentes escuchas”; lo citaremos en presente a este milonguero del piano, apodado El Potriyo. Nos deja su obra valiosa de intérprete y autor.

1 comentario:

  1. Estimado NESTOR

    Mi agradecimiento por su notable nota sobre Cesar "Potrillo" Zagnoli Uno de los mas importantes pianistas de la Hisotoria del tango

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