sábado, 2 de enero de 2010

ANTONIO AGRI... se cortó una cuerda.


(publicado el 22/10/98)



Nos dejó ANTONIO AGRI, lo sorprendió la Huesuda en plena actividad- en el extranjero- , el viernes último y el día anterior estaba abrazando a su amigo José Bragato. Cuando todos lo ubicamos grabando en Londres, dado que aquí no tenía trabajo. Fue un violinista fatigador de atriles desde su Rosario natal, bastión trascendente del Tango. Desde esa alta escuela tanguera, comienza las primeras enseñanzas con el profesor Guastavino y debuta profesionalmente a los 15 años en Córdoba. Regresa a La Cuna de la Bandera y actúa con Los Provincianos, y en otros orquestas de ese medio, como Salas, Corno y Antonio Ríos, director que junto a AGRI, Murthag y Puertas, concretan el Cuarteto Los Poetas del Tango, de gran repercusión en todo el país.
Luego forma el quinteto Torres-Agri, que alterna con un colega de la Sinfónica de Rosario. En Bs. Aires, Vardaro deja el conjunto de Astor Piazzolla y éste, busca un reemplazante.
Siguiendo los consejos de Nito Farace, llama a ANTONIO, lo prueba e incluye en su quinteto, desde 1962 por espacio de dos décadas. Donde actúan con gran éxito en giras y grabaciones y en forma alternada, pone su "jamón" en las orquestas de Fresedo, Troilo, Mores y Salgán.
Retorna con Piazzolla y estrenan María de Bs. Aires, del director y Ferrer, con gran conjunto, que graban, luego serán requeridos por la RAI italiana, en Río y Caracas. Siguen en París con Astor.
Regresa a Bs. Aires y forma el Conjunto de Arcos, compuesto por solistas de cuerdas y arregladores a la par, con gran éxito de crítica y grabaciones, pero no de gran actividad. Debe deshacer esta notable agrupación, por falta de trabajo. El clásico "No Comercial". Resuelve emigrar a Europa y graba allá.
ANTONIO siempre elogiaba a sus admirados Francini, Bajour, Felice y Camerano, justamente él que encarnaba al más importante de la Generación del '55. Además actuó en el Colón, con la dirección de Ruggiero Ricci y fue felicitado por Isaac Stern, una noche en Michelángelo, testimonio expresado en una servilleta del local. Salvatore Accardo le cedió un Stradivarius que AGRI, nunca se atrevió a tañir. Así nos dejó un notable que desafiando su terrible mal, lo sobrellevó, con aplomo y dignidad, buscando tocar en su patria, donde no había trabajo para este gran violinista y director.

Foto tomada durante un concierto a dúo con su hijo Pablo.

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