lunes, 11 de enero de 2010

AGUSTIN BARDI



(publicado el 21/4/01)


El Beethoven tanguero.

El corazón según los anatomistas es una víscera muscular hueca, que impulsa la circulación de la sangre, la misma que le falló a Don AGUSTÍN BARDI, el 21 de abril de 1941 a pasos de su casa en Castro Barros 176, en Bernal. Han pasado 60 años y sus obras notables mantienen la frescura lozana de los grandes temas; escuchando a BARDI siempre se descubren nuevos matices. Más si ubicamos que las mismas fueron creadas, en su gran mayoría, en las dos primeras décadas del siglo 20. Que resisten a la irreverente actitud de los malos orquestadores. Por eso afirmamos "Escuchar a BARDI, es una fiesta".
Este creador nació en Las Flores el 13 de agosto de 1884 y emigra con su familia a Barracas al Norte, con 6 años y a los 8, empieza con la guitarra en una comparsa carnavalesca. Luego tomará el violín para actuar en el Bar de La Taquera, en la Boca y seguirá ya pianista, con Genaro Spósito y en El Argentino con Carlos Hernani Macchi, escritor de pentagramas donde vuelca el tango primero de AGUSTÍN “Vicentito”, dedicado a Vicente Greco. Con quien actuó en “El Estribo”, sigue con Arolas en “El Protegido” de San Telmo y en Barracas al Sud en “La Buseca”, de Avellaneda, luego será integrante del sexteto de Graciano De Leone, en ese mismo lugar, sito en la calle Saavedra, hoy Ameghino.
No fue hombre de la noche, trabajó desde los 13 años en el F.C. Sud, como aprendiz telegrafista y ya cumplido el servicio militar, ingresa en La Cargadora, empresa de fletes y cargas, donde se jubilará en 1935, como gerente. Su perfil se puede definir luego de casarse, como hombre de trabajo, pero entrar en el Tango, en cualquier época, da para no salir jamás y quien lo pidió, ACASO ??? Coincidirán varios lectores, seguramente.
En la empresa los bultos se despachaban marcando el destino con “Tinta verde”, ahí el genial tango de "EL CHINO”, inveterado pasajero del tranvía 22 en su recorrido ida y vuelta a Bernal.
Donde se había radicado con su esposa y su primogénito Carlos, componentes del grupo familiar. Pero siempre pensante y activo, sin abandonar sus composiciones, trabaja en la perforadora de rollos para pianola marca “Olimpo” de Luis Betinelli, en Barracas por 1919 y, al año siguiente funda con Julio Goosens en Universidad 1273 (actual Salmún Feijóo), su propia productora de rollos “Pampa” con la colaboración de Emilio Brameri y el adolescente René Cóspito.
BARDI en Bernal comienza a estudiar armonía y contrapunto, en el Colegio Salesiano Nuestra Señora de la Guardia, con el padre José Spadavecchia. Pero en reuniones con sus colegas Canaro, Firpo, José Martínez, Castriota y otros, fundan el 14 de diciembre de 1920, la “Asociación Argentina de Autores y Compositores de Música” que será antecesora de Sadaic y al fundarse ésta, también está NUESTRO AUTOR, que por su conducta será presidente en el período 1931/32.
Sus obras poseen gran belleza original y una rémora pampeana, que las torna inconfundibles, citaremos El abrojo, El baquiano, Que noche, Gallo ciego, CTV, Barranca abajo, Lorenzo, Tiernamente, Chuzas, La guiñada, El buey sólo, Pico blanco, Nunca tuvo novio, la nómina es extensa. Por lo apuntado nos cuesta entender, la difusión -insistente- de las mismas obras, cercenando la creatividad extensa y lúcida del insigne autor que exaltaron “herederos” como Osvaldo Pugliese, en “Adiós Bardi” y Horacio Salgán con “Don Agustín Bardi”.

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