sábado, 2 de enero de 2010

EL SEÑOR DEL TANGO: a 39 años de su partida





publicado el 12/1/99)



En la fecha se cumple un nuevo aniversario del deceso del gran pianista, compositor y director fundamental del Tango: DON CARLOS DI SARLI. Suceso que concitó las expresiones más sentidas, entre ellas la palabra de Pichuco: "Hoy murió el Tango" más otras que compusieron un dolido mensaje. Los propietarios de la confitería La Armonía de la avenida Corrientes, colocaron en la entrada principal un cartel, que expresaba: "Cerrado por duelo, hoy murió Carlos Di Sarli" Hay fotos de publicaciones, que lo documentan.
Con este notable e insustituible valor, que llegó desde su Bahía Blanca natal, un tanto influenciado por su amigo Juan C. Cobián en lo humano y por Fresedo en lo musical, a igual que la figura de Julio De Caro.
Con sus frescos 20 años se instala en lo noche tanguera, cuando el género estaba registrando una gran evolución o cuasi una revolución, ya que la del '20, fue la gran década. Donde toma auge la canción, la interpretación, el sainete, la radio y el cine, aún mudo. El Joven Pianista ya había compuesto su vals Meditación, siendo un bisoño músico con sólidos conocimientos, es tentado por Osvaldo Fresedo, para dirigir una agrupación que con su nombre actuaba en el Cine Fénix, del barrio de Flores. Para completar el dato digamos que El Pibe de La Paternal, llegó a encabezar cinco conjuntos. Esa instancia es cuando el bahiense escribe su tango/homenaje "Milonguero Viejo". Luego se independiza y forma su propio sexteto en 1929 y es contratado por la RCA Victor, para una larga etapa cumplida hasta 1948, que por razones particulares CARLOS pone fin a su orquesta, una de las más cotizadas.
Totalizó dos décadas plenas de aciertos incontables, plasmadas en sus actuaciones en vivo en el país y en el extranjero, en emisoras, bailes y las grabaciones en el sello citado. Donde destacó un repertorio con creaciones propias y de otros autores, en especial, los fundamentales de la Gran Guardia Creadora: Arolas, Bardi, Cobián, Greco, Firpo, Canaro, etc.
Tanto en su contextura y finas melodías, expresadas en todas sus formaciones, destacando siempre el excelente tratamiento de cuerdas, más la maestría de su mano izquierda. Un emblema del piano tanguero.
Así ante los insistentes pedidos de dirigentes de emisoras radiales y grabadoras, rearma su orquesta en 1950 y debuta con sus nuevos músicos y cantores en LR1 El Mundo. Las ansías de sus seguidores, que esperaron dos años para ver reaparecer al otro DON CARLOS, hizo que el estudio A de la emisora, fuera insuficiente y casi estalla.
Con la adhesión del gran público tanguero, partió este admirador de Chopín, Firpo, Cobián, Bardi, por partes iguales, viejo transitador de la cancha de Rácing, que donaba sus derechos autorales del último trimestre de cada año, para la Casa Cuna. Un GRANDE de verdad, a veces omitido un tanto, por su mal carácter, pero su genio musical transitará muchas generaciones, e incluso, actualmente muchos pianistas y directores se preguntan: ¿cómo logró tanto con tan poco?
Maestría pura, talento ¡que más!

3 comentarios:

  1. Duele encontrar este lugar, luego de esta brillante síntesis de quien fue uno de los más grandes y más dotados maestros de nuestro tango, huérfana de comentarios. Se fue muy joven, muy temprano. Lo añoramos siempre. El día de su deceso pude acercarme a SADAIC, donde velaron sus restos, y la multitud de quienes allí estuvimos despidiendo al gran maestro hizo que cortaran el tránsito por la calle Lavalle al 1500. ¿Por qué será que, aún sin videos ni Tv, ni ninguno de los nuevos elementos tecnológicos, es Di Sarli el ritmo preferido de la inmensa mayoría de los milongueros de todo el mundo? De todo el mundo. Milongas de Rusia, de Estambul, de Europa Central, de Asia, ni que decir de Francia, Alemania, España, Holanda, entre, otras, eligen a Di Sarli como el preferido para bailar. Ese es su mérito y su mayor logro. Como los clásicos, Carlos Di Sarli será por siglos el escogido por el buen gusto y el ritmo de la milonga en el mundo entero. Gracias por el comentario al excelso maestro.

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