martes, 13 de octubre de 2009

Se fueron un 26 de julio



(Publicado el 26/7/91



Hoy recordamos a las desapariciones físicas de dos notables tangueros, que sobresalieron en sus distintas especialidades, con personalidad y estilo: IGNACIO CORSINI y JULIÁN CENTEYA.
EL CABALLERO CANTOR, nos dejó en 1967, cuando ya se había retirado de los escenarios, que supo iluminar con su canto, creador de una escuela y un estilo criollista, fundamental, a la par de sus colegas Gardel y Magaldi.
Nacido en Sicilia (Italia) en 1891, llega a nuestra playas con su madre y se radica en la pampa bonaerense.
En esas tenidas de payadas y canto, este pibe asimila y hasta se adapta a la tareas rurales, llegando a ser Boyerito, pero con oído muy puesto en los patios de las estancias. Luego será resero, hasta su traslado a la Capital donde seguirá escuchando a José Betinotti y Ambrosio Río, pero en vivo, fueron templando al futuro cantor. Sus primeras andanzas serán en el circo, luego teatros, registrando su fina estampa para el celuloide en el cine mudo y luego parlante. Con maestros como los Podestá, los Ratti, siendo el canto un complemento del desarrollo argumental. Su presencia de galán con gran porte y rubio, le daban un tipo distinto, entre los actores de entonces.
Por 1922 los empresarios y autores José Antonio Saldías y Manuel Romero, quedaron impactados, con el canto de IGNANCIO, en especial con la creación de Patotero Sentimental. Casi un quiebre que determina por los hechos y la repercusión alcanzada, que será cantor.
Seguirá en escenarios pero cada vez será mas espaciada, sus actuaciones, cuando es contratado por discos Odeón y registra una inmensa y variada producción, recreando las obras de Blomberg/ Maciel, Manzi/Piana y avanzando en el tiempo, los temas de Bahr y Expósito. También dejó su pinta y canto en producciones de cine y fue gran figura en la emisoras radiales
Falleció en su casona de la calle Otamendi, dejando su recuerdo imborrable de artista y creador, que formó una familia ejemplar, sobresaliendo su hijo mayor, médico traumatólogo, que honró con lo suyo, el nombre glorioso de CORSINI.
JULIÁN CENTEYA, es Amleto Vergiatti, nació en la misma tierra de Arturo Toscanini, en Parma, por 1910, llega nuestra tierra con toda su familia, más un perro.. según lo comenta en una de sus poesías.
Se radican todos en las inmediaciones del Boedo bravo y talentoso – por igual- de Eufemio Pizarro y José González Castillo.
Formado a la vera de los notables animadores del Grupo Boedo, era ilimitada su manía de "gastar calles", donde encontraba el reñidero de Pepe Brenda y luego transitará las redacciones de Noticias Gráficas, El Mundo o Crítica, además de otras revistas y peñas literarias, donde será acompañante, primero, de Notables como José Portogallo, César Tiempo, Alvaro Yunque y Nicolás Olivari. Luego él junto a la camada de jóvenes como Cátulo, Homero Manzi, Sebastián Piana que también serán protagonistas.
Creador de un lunfardo con su propio tónica, sus obras innovaron en ese género, estarán poesías, novelas y ensayos: La Musa Mistonga, El Recuerdo de Enfermería San Jaime, La Musa de Barro, El Misterio del Tango, El Vaciadero, etc.
Integró audiciones radiales y televisivas importantes y dejó grabado con el marco del Cuarteto Troilo/Grela, el L.D. El Hombre Gris y Antología Lunfarda. En el primero incluye temas dedicados a Troilo como "El Bandoneón Mayor de Bs. Aires" y Aníbal Troilo, entre otros.
Además pronunció conferencias y fue glosista en audiciones con notables y consagrados directores y cantantes. Concretó casi una curiosidad, dada su condición de lunfardistas, sus letras en el tango no observaban esa modalidad, quedando como ejemplos: Lluvia de abril, La vi llegar, Claudinette, Mas allá de mi rencor, Julián Centeya, etc; todos musicalizados por jerarquizados compositores
Partió este "Julián Sin Tiempo" en 1974 y lo despedimos de nuestra columna, con fragmentos de su "Atorro":... "Encanutao en la última pilcha/negao a todo..piantao de mí/...

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