martes, 20 de octubre de 2009

UN RECUERDO PARA DOS NOTABLES




(publicado 18/1/93)



En los últimos días toda la prensa y distintos medios nos dieron la ingrata noticia de la desaparición simultánea, de dos grandes figuras de la música universal: RODOLFO NUREYEV y DIZZI GUILLESPIE. Ambos pasaron por nuestro país en reiteradas ocasiones; el bailarín-coreográfo siempre tuvo palabras encomiables para nuestro público, juzgando como expresivo y sensible, a la par de fervoroso. Su olfato tan idóneo reparó en nuestra bailarina Norma Fontenla, que luego incluyera como pareja en dos oportunidades. Fue un innovador nato y entendemos que su impronta habrá de perdurar en dos disciplinas, en especial: el ballet y la coreografía.
En cuanto al arreglador, director y fundamental trompetista -innovador- DIZZI GILLESPIE, siempre con sus carrillos exultantes y el particular diseño de su instrumento, fruto de un accidente, que usó en toda su carrera. Su estilo de ejecución recreó la vieja escuela y aportó la nueva, llamada Be- Bop, matizando con un infaltable humor, era un notable Showman por naturaleza. Su trayectoria lo incluye, a nuestro criterio, en el imaginado podio del género y de los trompetistas en particular, abarcando casi toda la historia del jazz, junto Bix Beiderbecke y Louis Armstrong.
Quizá algún amigo lector, pensará que he cambiado la temática, pero no es así, dado que por el otoño de 1956, llega DIZZI a nuestra capital, contratado para brindar una serie de recitales en el desaparecido Teatro Casino, de Maipú al 300. Gran gustador de toda la música, comienza a escuchar tangos en lugares de la noche y empezó el "metejón" y luego incorpora algunos en su repertorio. Las visitas a colegas tangueros se reiteran y un día llega a un lugar de oyente, pero con trompeta incluida, era la boite Rendez Vous, propiedad de Fresedo y Armani. Solicita al director tanguero que lo incluya en su conjunto y ambos vieron la actitud como divertimento, que resultó inédito y sensacional. Impensado, pero meritorio.
Don Osvaldo viejo hacedor de éxitos contaba, con un sello grabador y luego de tantas actuaciones en vivo, todas aplaudidas, dispuso en grabar en vivo "a la parrilla" cuatro temas para la historia, como Adiós Muchachos, Capricho de Amor, Vida Mía y Preludio N° 3.
Grabaciones que cargan con los riesgos lógicos de ser en vivo, pero se suplen con la "cosa caliente" del momento de tocar, donde la orquesta es telón del Genial Trompetista. Para completar una gran colección, donde el solista jazzero entra al Tango con el respeto que él merece y se logra una síntesis perfecta. Nosotros recurrimos al aforismo: Respetando la música el arte no distingue y muestra, porque es, la finalización de las palabras.
Este negro genial en su recorrida, escucha a un pianista joven y jazzero y queda fascinado, era Lalo Schifrin y sin más será integrante de su conjunto. Así llega Lalo a EE.UU, lo que siguió fue producto de su inventiva y talento.
Pero la inquietud de GILLESPIE lo incita a seguir recorriendo la noche porteña, llega hasta El Viejo Almacén presencia todo el espectáculo, pero su asombro da un climax cuando escucha a Horacio Salgán y expresa en su idioma: "Nunca vi nada igual". No satisfecho consultó con el autor de "A Fuego Lento", si podía estar cuando ensayaba, logrando presenciar todas las noches las pruebas, "Del pianista del Mundo" según DIZZI. Que para llegar al lugar debía gambetear a sus custodias del FBI. (Si lector, ellos, custodian a sus artistas)
Pero la realidad actual, es otra, Salgán apenas actúa escasamente en el Hall del San Martín, cuando dentro del complejo se hallan cuatro salas ociosas, que deberían prestar el marco adecuado de tan elogiado artista. Esta reflexión sería un motivo para pensar a los directivos municipales porteños y actuar en consecuencia. Mis lectores sacarán sus conclusiones, por aquello que nadie es profeta en su tierra, los artistas nuestros son geniales pero no actúan. Dijera Discepolín, cuanto dolor que hace reír

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