martes, 20 de octubre de 2009

"COBIÁN: EL ARISTÓCRATA DEL TANGO"


(publicado el 31/5/96)

En el centenario de su nacimiento.

Así designaban a nuestro evocado, además "El Chopín del Tango" ambos plenamente justificados. El primero por su modo de vida, cajetilla y bohemio a ultranza, el otro por su evolucionada creación que realizó en la ejecución y modo de componer sus tangos, a la genial manera del "Polaco Inmortal" de los nocturnos y polonesas.
Nació el 31 de mayo de 1896 en Pigué, integrando el hogar encabezado por don Manuel y Silvana Coria, junto a sus siete hermanos varones y tres mujeres, familia de acomodada situación económica, que deciden radicarse en Bahía Blanca.
A los ocho años Juan Carlos da prueba de su incipiente genialidad; dado que su hermana Dolores estudiaba las corcheas y las mismas eran escuchadas y grabadas en la mente del pibe. De tal manera que todos entendían los progresos de la niña en el teclado, pero realmente el ejecutante era el futuro autor de Nostalgias.
Al ponerse en descubierto la treta, los padres con gran sentido común determinaron, inscribir a JUAN CARLOS en el Conservatorio Williams, en esa ciudad. Estaba dirigido por el Prof. Numa Rossotti, que lo tendrá en sus aulas hasta los 15 años, donde cursaba estudios otro futuro tanguero Cayetano Di Sarli.
Nuestro Evocado quedará muy marcado con la desaparición de su madre y emprende vuelo propio de La Casita de mis Viejos, sin finalizar sus estudios, pocos pesos y en Bs. Aires. Sin duda una gran aventura, que comienza con la clásica hambruna, toca en un cine y una confitería, hasta que fue escuchado por Eduardo Arolas y lo lleva al Bar Iglesias, donde tocaba el Tano Genaro Espósito, pero sin pianista, que lo escucha y lo incorpora al conjunto.
El pianista del Tano había partido sin aviso, era Roberto Firpo y COBIÁN lo reemplaza. Afiatado en el conjunto, cumple su labor y da a conocer sus primeras obras: El Botija, El Orejano, Mano a mano, El Gaucho, El Motivo, Mosca Muerta. Algunas posteriormente con letra de Cadícamo, cambiarán de título.
Siempre desde muy joven adoptó, lo que fue su meta suprema: La Libertad, tanto en la vida y el arte.
Gustaba tirar el guante de 12 onzas, en los ring con bastante fortuna. Esas mismas manos creadoras del acompañamiento armonizado y las décimas arpegiadas, que elevó al piano a instrumento rector dentro del conjunto.
Pasa a integrar el sexteto de Osvaldo Fresedo, donde estrena Mi Refugio, Salomé, por 1922 cuando se vincula con Enrique Cadícamo y crean obras inmortales. Deja a Fresedo y forma su propio sexteto con Julio De Caro, Luis Petrucelli, Pedro Maffia, entre otros músicos, pero ESTE ARTISTA sigue tras una aventura amorosa y deja el sexteto. Con el tiempo, más el agregado del pianista Francisco De Caro, será el dirigido por Julio.
Lo que importa analizar en estos creadores es su producción, en este caso tan extensa y valiosa, las pruebas son más que elocuentes: Los Mareados, Rubí, Nieblas del Riachuelo, Piropos, Shusheta, El Cantor de Bs. Aires, por citar algunas, dado que la mención completa puede tornarse tediosa.
EL GRAN AUTOR fallece en la Capital Federal, el 10 de diciembre de 1953.

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