sábado, 16 de enero de 2010

WALTER YONSKY



((publicado el 14/9/01)

“Consolidando un gran estilo”

En estas debacles surgen esfuerzos personales para valorar en su dimensión exacta y dan batalla en la “Patria del 2x 4” donde es difícil cultivar y difundir tangos, expresados por los actuales valores. Elogiamos la patriada que se inventó y plasmó WALTER YONSKY.
Hombre que debió superar las etapas previas a la grabación que no son simples, dado que excede la elección del repertorio, buscar los acompañamientos y modo de encarar la realización. Al mejor estilo del viejo pregonero porteño y tranviario que proclamaba: “Yo la escribo y yo...” Cantor que nos regala su ingenio y sapiencia con un CD (16 versiones) que integra en exacta medida con clásicos, como un desafío que enfrenta la leyenda y los alterna con la obras actuales y creadores musicales del mismo cuño: Roberto Alvarez y Analía Goldberg (bandoneón y bajo), Bartolomé Palermo y Paco Peñalva (guitarras) , Saúl Cosentino, Emilio de la Peña (ambos pianos/solistas) y Carlos Erostarbe. Los textos requieren un estudio, dado que se encuentran obras de Pascual Contursi, Discépolo, García Jiménez, Manzi, los Castillo, matizados con otras de Mastra, Soto, Negro, Rizzi, Pierro y Alposta, donde exhibe respeto por las letras originales y las brinda integralmente, con perfiles interpretativos muy personales.
Su canto muestra una labor meritoria e inusual y rescata cada obra, que insistimos, fueron creaciones en el pasado, como La cumparsita, La Fulana, Trasnochando o Bajo Belgrano resueltos con audaz solvencia. Las obras actuales: Ciudad enamorada, Soneto con bronca, Parque Avellaneda, Aguante Bs. Aires, Ahora y aquí. Dos joyas para el recuadro: Pasional y El aguacero. Los acompañantes apuntalan al cantor en todo el CD.
Congratulamos a este dueño de un estilo ascendente, que supera siempre sus anteriores trabajos y los encara con la responsabilidad requerida.
Esperamos que los difusores acompañen esta entrega tan completa y recuerden que son el disparador que moviliza al soberano y además, que ya pisamos el siglo XXI.

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