(Publicado 16/11/01)
La revista “El Alma que Canta” fue creada en 1916 por un pibe “canilla” de 16 años, que voceaba los diarios desde los 8, en la esquina de Constitución y avenida Entre Ríos. Puesto vendedor de diarios propiedad de los hermanos Canaro. Su nombre VICENTE BUCCHIERI y lo apodaban “Picorete”, había nacido en Biscari (Italia) el 11 de noviembre de 1901. Recordamos en el Centenario de su nacimiento, a este cocoliche que supo otear el futuro porteño.
A los 15 años surge la idea de vincularse con lo gráfico quizá, viendo que en “questo paesse” sólo se editaban folletines, como Santos Vega, Juan Moreira, Hormiga Negra, Juan Cuello, impresos por Manucci, Matera, Luongo, etc. Corría 1916 cuando “El Tanito Vicente” edita, imprime, selecciona y distribuye con la leyenda: “Sale cuando puede” una revista con la letra de estilos, milongas, cifras y cancionero surero, cantados por los pioneros cantores/payadores. Coincidía la nueva publicación con la actuación local de Raquel Meller, que según el poeta Enrique Gómez Carrillo, era “El Alma que canta”.
“PICORETE” lo toma para su revista que incluía letras de los tangos en boga por la naciente radiotelefonía (actual radiofonía), con poemas de Almafuerte, Alfonsina Storni, Gustavo Caravallo, Belisario Roldán y Alberto Ghiraldo; más los monólogos de Alippi, Muiño y Parravicini.
Con los primeros números ya editados alterna la esquina citada, con la estación Constitución, cabecera del ex F.C.Sud, donde Almafuerte conociendo la tarea editorial del pibe le entrega un original: “tome m’hijo para su revistita”. Utilizaba la imprenta de “La Protesta”, se vendía semanalmente y llegó a mas de 200.000 ejemplares, al considerar la población porteña de entonces, era un índice más que elocuente.
Alberto Vacarezza elogia la publicación: “Es leída desde el Presidente, hasta los peones”. Contaba con un “Correo sentimental” de recatada mención y con un original modo de citas, muy difundido: “Te espero con un clavel en el ojal y “El Alma que Canta en la mano”. Algunas firmadas por Soñador errante, Chica que espera, Embriagado de soledad, Soñadora bataclana, etc.
En 1926 se incorpora al elenco Juan B. Rímoli, un telegrafista y poeta lunfardo, que adopta el seudónimo Dante A. Linyera, publicando fragmentos en serie de “La Musa mistonga”, de rápida aceptación. Pero VICENTE con su infalible “ojo clínico” sigue incorporando valores como Silverio Manco, Atilio Orte Sáenz, Arsenio Mármol, Arana Rocha, Gerardo López, González Pulido y pone en venta folletos lunfardos, con la firma de Bartolomé Aprile, Celedonio Flores a quien, le publica su primer volumen “Chapaleando barro”. Siguen tres obras como Antología del Tango; Album del Tango y Epopeya del Tango; incorporando además al payador Evaristo Barrios, Iván Diez, Francisco Brancatti, etc.
Por la década del ‘30 estrena su nueva sección “El tango de la prisión”, todas sus iniciativas estaban “tocadas por la varita”, edita un concurso de letras de donde surgen Manzi (Viejo ciego y A su memoria) y otros futuros grandes vates como Discepolín, Katunga Contursi, Cadícamo, etc. La venta decae y llegará el cierre en 1961. VICENTE fundó tres editoriales musicales “Editorial Musical”, “Melodía” y “Antología del Tango y Lunfardo”, el semanario cómico “El Conventillo Político”, la revista “El Espejo de la Moda”, la infantil “El Purrete” y “Micrófono” dirigida por Homero Manzi.
Sus amigos fueron de todo nivel, Aristóteles Onasis, los que iban juntos al gimnasio con Carlos Gardel y Pepe Razzano que leían las letras publicadas, por el TANO al decir de El Morocho. Acompañó con generosidad sin límites a cuanto personaje llegó a él, omitiendo mirar en sus colaboradores la falta de idoneidad, “a priori” , que luego llegará por añadidura, desde el trampolín de quien supo ver la importancia de escribir para todos.
“El Alma...” verdadera creación para la época, no tuvo distinción de lectores. Supo “acriollar” el folletín de la Europa antigua, que había sido revolucionario para la cultura popular. Creó sintiendo en su alrededor, fatigando las veredas de la realidad. Sin duda la obra superó a su propio arquitecto.
Viviendo en Sta. Catalina 1500 frente al paredón de la curtiembre Luppi inmortalizado en “Sur” por Manzi, es asaltado y los cacos al reconocerlo se disculpan por haber atracado a...“Un amigo de los reos”. En sus últimos años vivió en Metán y Boedo donde falleció el 23 de setiembre de 1985, en recordación pública su nieta Ana Torres Bucchieri, difusora del talento de don VICENTE, colocó una placa en dicha intersección el 5 de julio de 1997. Esta poeta y periodista siempre activa, que hace honor a tamaño mandato y lo incrementa con su impronta. Recordamos para finalizar la sentencia de Jorge L. Borges:...... “cuando se escriba, hacia 1990 la historia de las letras argentinas, habrá que buscarlas en “La urna” de Banchs o en “Luz de Provincia” de Mastronardi, sino en las piezas imperfectas que se atesoran en “El alma que canta”.
A los 15 años surge la idea de vincularse con lo gráfico quizá, viendo que en “questo paesse” sólo se editaban folletines, como Santos Vega, Juan Moreira, Hormiga Negra, Juan Cuello, impresos por Manucci, Matera, Luongo, etc. Corría 1916 cuando “El Tanito Vicente” edita, imprime, selecciona y distribuye con la leyenda: “Sale cuando puede” una revista con la letra de estilos, milongas, cifras y cancionero surero, cantados por los pioneros cantores/payadores. Coincidía la nueva publicación con la actuación local de Raquel Meller, que según el poeta Enrique Gómez Carrillo, era “El Alma que canta”.
“PICORETE” lo toma para su revista que incluía letras de los tangos en boga por la naciente radiotelefonía (actual radiofonía), con poemas de Almafuerte, Alfonsina Storni, Gustavo Caravallo, Belisario Roldán y Alberto Ghiraldo; más los monólogos de Alippi, Muiño y Parravicini.
Con los primeros números ya editados alterna la esquina citada, con la estación Constitución, cabecera del ex F.C.Sud, donde Almafuerte conociendo la tarea editorial del pibe le entrega un original: “tome m’hijo para su revistita”. Utilizaba la imprenta de “La Protesta”, se vendía semanalmente y llegó a mas de 200.000 ejemplares, al considerar la población porteña de entonces, era un índice más que elocuente.
Alberto Vacarezza elogia la publicación: “Es leída desde el Presidente, hasta los peones”. Contaba con un “Correo sentimental” de recatada mención y con un original modo de citas, muy difundido: “Te espero con un clavel en el ojal y “El Alma que Canta en la mano”. Algunas firmadas por Soñador errante, Chica que espera, Embriagado de soledad, Soñadora bataclana, etc.
En 1926 se incorpora al elenco Juan B. Rímoli, un telegrafista y poeta lunfardo, que adopta el seudónimo Dante A. Linyera, publicando fragmentos en serie de “La Musa mistonga”, de rápida aceptación. Pero VICENTE con su infalible “ojo clínico” sigue incorporando valores como Silverio Manco, Atilio Orte Sáenz, Arsenio Mármol, Arana Rocha, Gerardo López, González Pulido y pone en venta folletos lunfardos, con la firma de Bartolomé Aprile, Celedonio Flores a quien, le publica su primer volumen “Chapaleando barro”. Siguen tres obras como Antología del Tango; Album del Tango y Epopeya del Tango; incorporando además al payador Evaristo Barrios, Iván Diez, Francisco Brancatti, etc.
Por la década del ‘30 estrena su nueva sección “El tango de la prisión”, todas sus iniciativas estaban “tocadas por la varita”, edita un concurso de letras de donde surgen Manzi (Viejo ciego y A su memoria) y otros futuros grandes vates como Discepolín, Katunga Contursi, Cadícamo, etc. La venta decae y llegará el cierre en 1961. VICENTE fundó tres editoriales musicales “Editorial Musical”, “Melodía” y “Antología del Tango y Lunfardo”, el semanario cómico “El Conventillo Político”, la revista “El Espejo de la Moda”, la infantil “El Purrete” y “Micrófono” dirigida por Homero Manzi.
Sus amigos fueron de todo nivel, Aristóteles Onasis, los que iban juntos al gimnasio con Carlos Gardel y Pepe Razzano que leían las letras publicadas, por el TANO al decir de El Morocho. Acompañó con generosidad sin límites a cuanto personaje llegó a él, omitiendo mirar en sus colaboradores la falta de idoneidad, “a priori” , que luego llegará por añadidura, desde el trampolín de quien supo ver la importancia de escribir para todos.
“El Alma...” verdadera creación para la época, no tuvo distinción de lectores. Supo “acriollar” el folletín de la Europa antigua, que había sido revolucionario para la cultura popular. Creó sintiendo en su alrededor, fatigando las veredas de la realidad. Sin duda la obra superó a su propio arquitecto.
Viviendo en Sta. Catalina 1500 frente al paredón de la curtiembre Luppi inmortalizado en “Sur” por Manzi, es asaltado y los cacos al reconocerlo se disculpan por haber atracado a...“Un amigo de los reos”. En sus últimos años vivió en Metán y Boedo donde falleció el 23 de setiembre de 1985, en recordación pública su nieta Ana Torres Bucchieri, difusora del talento de don VICENTE, colocó una placa en dicha intersección el 5 de julio de 1997. Esta poeta y periodista siempre activa, que hace honor a tamaño mandato y lo incrementa con su impronta. Recordamos para finalizar la sentencia de Jorge L. Borges:...... “cuando se escriba, hacia 1990 la historia de las letras argentinas, habrá que buscarlas en “La urna” de Banchs o en “Luz de Provincia” de Mastronardi, sino en las piezas imperfectas que se atesoran en “El alma que canta”.
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