(publicado el 27/7/99)
Hace pocos días se cumplieron cinco años de la desaparición física, de una enorme personalidad del Tango y la Cultura Nacional: don SEBASTIÁN PIANA.
El gran musicalizador de la milonga, que supo elevar ese ritmo, uno de los trípodes de nuestra música porteña. Bastaría citar algunos de sus títulos más trascendentes: Milonga Triste, Milonga Sentimental, Milonga del 900, Papá Baltazar, Pena Mulata, Juan Manuel, etc.
Paralelamente también creó otros éxitos en tangos, valses y todos los ritmos, un creador de gran fuste. Debutó a los 18 años, poniendo música a los versos de don José González Castillo, padre de su amigo el boxeador, poeta y músico Cátulo, quién trajo para completar un trío memorable -que será indisoluble- a un gordito del barrio y poeta incipiente, llamado Homero Nicolás Manzione.
Al Maestro PIANA le sobraban dotes musicales y humanas, lo recuerdo de muy pibe en una confitería de Flores, donde mis primas mayores, iban a tomar el te y me llevaban al Salón Azul, sito en la avenida Rivadavia y Granaderos. En un palquito alto tocaba este Maestro, de recuerdo imborrable.
DON SEBASTIÁN fue tan grande e importante, que siempre transitó el bajo perfil, durante toda su existencia. Hace cinco años y en la fecha que sirve de título, se estaban velando sus restos en la Casa Napolitano, de Tucumán y Gallo, con presencia de tangueros ilustres, más corresponsales de medios nacionales y extranjeros. Estábamos conversando todos y se escuchó una detonación muy especial, minutos antes de las 10 . Gran asombro y corridas hacia la calle, por los celulares nos enteramos que había sido el estallido de la Amia, situada en Pasteur, a muy pocas cuadras, agregando un acto de barbarie a nuestra historia. Provocando una caravana hacia el lugar de todos los corresponsales y sólo quedamos algunos amigos y colegas, lo que el Maestro Carlos García expresara: "Quien vivió austero, murió de igual forma". Un hecho fortuito que reflejó el estilo de un GRANDE.
Pero bastará que algún coro de colegiales, entone Caserón de Tejas, o alguien cante, bien o mal, la Milonga Sentimental, que allí estará don SEBASTIÁN PIANA... siempre.
La foto muestra a Sebastián Piana, el 1° de la izquierda, junto a C. Ortiz, Maffia, Marcucci y Laurenz.
Paralelamente también creó otros éxitos en tangos, valses y todos los ritmos, un creador de gran fuste. Debutó a los 18 años, poniendo música a los versos de don José González Castillo, padre de su amigo el boxeador, poeta y músico Cátulo, quién trajo para completar un trío memorable -que será indisoluble- a un gordito del barrio y poeta incipiente, llamado Homero Nicolás Manzione.
Al Maestro PIANA le sobraban dotes musicales y humanas, lo recuerdo de muy pibe en una confitería de Flores, donde mis primas mayores, iban a tomar el te y me llevaban al Salón Azul, sito en la avenida Rivadavia y Granaderos. En un palquito alto tocaba este Maestro, de recuerdo imborrable.
DON SEBASTIÁN fue tan grande e importante, que siempre transitó el bajo perfil, durante toda su existencia. Hace cinco años y en la fecha que sirve de título, se estaban velando sus restos en la Casa Napolitano, de Tucumán y Gallo, con presencia de tangueros ilustres, más corresponsales de medios nacionales y extranjeros. Estábamos conversando todos y se escuchó una detonación muy especial, minutos antes de las 10 . Gran asombro y corridas hacia la calle, por los celulares nos enteramos que había sido el estallido de la Amia, situada en Pasteur, a muy pocas cuadras, agregando un acto de barbarie a nuestra historia. Provocando una caravana hacia el lugar de todos los corresponsales y sólo quedamos algunos amigos y colegas, lo que el Maestro Carlos García expresara: "Quien vivió austero, murió de igual forma". Un hecho fortuito que reflejó el estilo de un GRANDE.
Pero bastará que algún coro de colegiales, entone Caserón de Tejas, o alguien cante, bien o mal, la Milonga Sentimental, que allí estará don SEBASTIÁN PIANA... siempre.
La foto muestra a Sebastián Piana, el 1° de la izquierda, junto a C. Ortiz, Maffia, Marcucci y Laurenz.
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