martes, 1 de diciembre de 2009

"QUE ENCUENTRO A DOS PIANOS"


(Publicado el 25/11/97)



En la actual temporada en la ciudad de Bs. Aires se han realizado conciertos y recitales, para conmemorar los 60 años de la desaparición física, de uno de los más grandes compositores del este siglo: GEORGE GERSHWIN.
La figura del gran creador americano, que siempre estuvo adelante de sus compañeros y cofrades del jazz en EE.UU. Se aprecia desde sus primeras composiciones, como Tengo ritmo, El Hombre que amo, Viejo Hombre del Río, citando algunas. Conceptos que no quieren incursionar en la crítica especializada, pero se diferencian notablemente en "Poggy and Bess" y "Rapsody in Blue". Esto es una introducción para contarles un encuentro, escasamente difundido, por lo tanto, no extraña que incluso se ignore. Además que muchos tangueros no sólo nos deleitamos con Arolas y Bardi hasta Garello y Plaza. Fieles seguidores de aquella afirmación, en arte todo se relaciona... obviando comparaciones odiosas, digamos "Si hay talento, no importa el género".
Por 1925/26 en París estaba actuando exitosamente la orquesta consular de Francisco y Rafael Canaro, la misma que debió disfrazarse de gauchos para poder actuar, en la sala "Les Ambassaders", establecimiento que rivalizaba con otros de igual importancia, que lucían en sus distintas carteleras, los nombres de Carlos Gardel y Maurice Chevallier. Recordemos que por esos tiempos de bonanza París, era el ombligo del mundo en todos los órdenes.
Esa orquesta de los Canaro, tenían en el piano al futuro "Poeta del Teclado", el joven LUCIO DEMARE, que maravillaba a público y colegas del elenco actuante. Integraba el mismo por ese entonces la jazz de Concierto/espectáculo de Paul Whitman, con una impresionante cantidad de integrantes y un cuarteto vocal, que secundaban al crooner Bing Crosby.
Contaba también con solistas invitados, tal como George Gershwin, ya famoso por las obras citadas anteriormente; más el reciente estreno de "Un Americano en París". Ocurrió que una noche escuchó detenidamente a nuestro Pianista del Abasto y le propone realizar un concierto a dos pianos, concretando ambos "mancos" una velada única e inolvidable, tal lo referido por don Lucas Demare que asistió al mismo.
Así ambos a manera de notables arquitectos, imaginativos, lograron unir a puro talento - pianos mediante - a Harlem con el Abasto. Como aquella cita de Discépolo, cuando mezcló a París con Puente Alsina, a través de un pernod

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