(publicado el 24/12/97)
El tango tzigane "Celos" de Jacobo Gade, forma una especie de seudo metejón de los conjuntos tangueros en varias décadas, producto de la gran ductilidad, profesionalismo y virtuosismos; a la vez, que poseen muchos cultores del Tango. Particularidad extensiva a varias generaciones de éstos. En particular, en la gloriosa Década del '40.
Convengamos que muchos músicos del Tango, de todas las épocas cuando llegan a dominar el instrumento de sus amores y/o la fuente de donde brotan sus dinerillos, o ambas cosas a la vez, siempre intentaron llegar a la música clásica.
Sin entrar en un análisis pormenorizado, nos encontramos, con algunos ejemplos: Juan Maglio "Pacho", arremetió con pasajes de óperas varias y la Czardas de Monti, Roberto Firpo, también lo hizo con música de Verdi, en la instrumentación definitiva de La Cumparsita, tal sus propias declaraciones realizadas oportunamente. Otro ejemplo válido Eduardo Arolas, dejó grabado por su quinteto el vals Amor y Primavera de Waldteufel, hay más todavía que incluyen, trabajos de Francisco Canaro, Lomuto, Maderna, etc.
Seguimos con la Década del '40, encontramos a Celos, ejecutados por varios conjuntos y orquestas que tocaban en confiterías no bailables, caso Ruca, La Armonía o Tango Bar. A veces era como un descanso para los bailarines en lugares bailables Picadilly, Nobel o Sans Souci.
De los conjuntos típicos el que más lo hacía, era el dirigido por Astor Piazzolla, entre 1947/9, en el palco de Tango Bar y recuerdo perfectamente, el citado director rotaba a los solistas, de la siguiente manera: el propio Astor iba al piano, excluyendo a su titular Atilio Stampone, Roberto Defilippo era el bandoneón solista, que hacía compartir el micrófono central del pequeño escenario, con el cellista Ángel Mollo; Baralis mantenía su plaza. Lograban una interpretación distinta y espectacular, dado que se prescindía del compás bailable.
Pienso que es mejor recordar lo positivo y hacerlo es, afirmando que si bien no lo grabaron en discos, lo "cincelaron" en los oídos y la memoria de los jóvenes tangueros noctámbulos. En varios casos superando las rabonas del secundario nocturno, entre los que me incluyo, éramos varios y todos amigos. Que lindos tiempos, para recordar siempre.
Rescatando del olvido, nos queda un ejemplo brillante, la grabación de Celos, realizada en 1973 por el Sexteto Mayor, formación de virtuosos que para la misma contaron con Luis Stazzo y José Libertella, bandoneones; Reinaldo Nichele y Fernando Suárez Paz violines; Armando Cupo, piano y Omar Murthag, contrabajo.
Es para señalar que el mismo se mantuvo en el repertorio, de las distintas formaciones del sexteto, que llega a nuestros días, donde recibimos con alegría las noticias sobre sus éxitos y repercusiones que logran por toda Europa y Oriente.
Así esta notable agrupación rescató para siempre, este tango inmortal de Jacobo Gade, realizado por tangueros genuinos y brillantes.
Los integrantes que figuran en la foto son: Armando Cupo, Luis Stazo, José "Pepe" Libertella , (arriba), Reinaldo Nichelle, Omar Murtagh y Fernando Suárez Paz (abajo), compusieron una de las formaciones de este conjunto.
Convengamos que muchos músicos del Tango, de todas las épocas cuando llegan a dominar el instrumento de sus amores y/o la fuente de donde brotan sus dinerillos, o ambas cosas a la vez, siempre intentaron llegar a la música clásica.
Sin entrar en un análisis pormenorizado, nos encontramos, con algunos ejemplos: Juan Maglio "Pacho", arremetió con pasajes de óperas varias y la Czardas de Monti, Roberto Firpo, también lo hizo con música de Verdi, en la instrumentación definitiva de La Cumparsita, tal sus propias declaraciones realizadas oportunamente. Otro ejemplo válido Eduardo Arolas, dejó grabado por su quinteto el vals Amor y Primavera de Waldteufel, hay más todavía que incluyen, trabajos de Francisco Canaro, Lomuto, Maderna, etc.
Seguimos con la Década del '40, encontramos a Celos, ejecutados por varios conjuntos y orquestas que tocaban en confiterías no bailables, caso Ruca, La Armonía o Tango Bar. A veces era como un descanso para los bailarines en lugares bailables Picadilly, Nobel o Sans Souci.
De los conjuntos típicos el que más lo hacía, era el dirigido por Astor Piazzolla, entre 1947/9, en el palco de Tango Bar y recuerdo perfectamente, el citado director rotaba a los solistas, de la siguiente manera: el propio Astor iba al piano, excluyendo a su titular Atilio Stampone, Roberto Defilippo era el bandoneón solista, que hacía compartir el micrófono central del pequeño escenario, con el cellista Ángel Mollo; Baralis mantenía su plaza. Lograban una interpretación distinta y espectacular, dado que se prescindía del compás bailable.
Pienso que es mejor recordar lo positivo y hacerlo es, afirmando que si bien no lo grabaron en discos, lo "cincelaron" en los oídos y la memoria de los jóvenes tangueros noctámbulos. En varios casos superando las rabonas del secundario nocturno, entre los que me incluyo, éramos varios y todos amigos. Que lindos tiempos, para recordar siempre.
Rescatando del olvido, nos queda un ejemplo brillante, la grabación de Celos, realizada en 1973 por el Sexteto Mayor, formación de virtuosos que para la misma contaron con Luis Stazzo y José Libertella, bandoneones; Reinaldo Nichele y Fernando Suárez Paz violines; Armando Cupo, piano y Omar Murthag, contrabajo.
Es para señalar que el mismo se mantuvo en el repertorio, de las distintas formaciones del sexteto, que llega a nuestros días, donde recibimos con alegría las noticias sobre sus éxitos y repercusiones que logran por toda Europa y Oriente.
Así esta notable agrupación rescató para siempre, este tango inmortal de Jacobo Gade, realizado por tangueros genuinos y brillantes.
Los integrantes que figuran en la foto son: Armando Cupo, Luis Stazo, José "Pepe" Libertella , (arriba), Reinaldo Nichelle, Omar Murtagh y Fernando Suárez Paz (abajo), compusieron una de las formaciones de este conjunto.
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