Sin pretender realizar un estudio exhaustivo sobre la esquina tomada como entidad, o acaso para incluir a todas, donde históricamente se leyeron los bandos y proclamas que informaban de los acontecimientos destacados, pasados y futuros, en los siglos primeros de nuestra ciudad. Casi tomando un protagonismo dentro del ejido similar a las plazas, como rémora de la vieja aldea.
Posteriormente estos vértices urbanos, inspiraron poemas y canciones, como el vals: “Esquinas Porteñas” estrenado por la década del ‘30, obra de Sebastián Piana y Homero Manzi. Incluido en los repertorios de voces y conjuntos, que también grabaron.
Pero Nuestra Esquina, se omite en ese magnífico cuasi Atlas Porteño con ritmo de tango compuesto en 1966, por Florencio Escardó y Héctor Stamponi, titulado ¿En qué esquina te encuentro, Buenos Aires?”. Donde el múltiple “Piolín de Macramé”, cita ochavas existentes (Suárez y Necochea o San Juan y Boedo) e imaginó otras (como Borges y Carriego o Sábato y Pichuco). En ambas instancias no reparó en Corrientes y Paraná
Encuentro la milonga de Baliotti y Adamini “Señores yo soy del centro”, estrenada por los finales de la década del ‘30, grabada por las orquestas de Carlos Di Sarli cantando Roberto Rufino, Lucio Demare cantando Horacio Quintana y Ángel D’Agostino con la voz de Ángel Vargas, donde expresamente se menciona: Corrientes casi esquina Paraná. La más aludida por nuestros creadores, es sin duda Corrientes y Esmeralda.
Revisando los hechos transcurridos en estas ochavas y su periferia, tenemos el origen y nacimiento, más el posterior desarrollo del espectáculo nacional, en sus variadas disciplinas. Encontramos en la esquina S.E. al Teatro Politeama, Corrientes 1498.
Resultó el segundo teatro instalado en la calle Corrientes, en terrenos de familia la “Quinta de los Zamudio” que incluía la manzana de Uruguay, Sarmiento (ex Cuyo), Paraná y Corrientes, esquina que su dueño don Francisco Zamudio de Balbín, cede a un sereno para levantar su rancho.
Su propietario se aseguraba cediendo vivienda al sereno, que pusiera fin al constante robo de fruta de los árboles, que realizaban los paseantes o merodeadores.
El mismo por 1873 alquila una parte del predio a cirqueros liderados por Pablo Rafetto (a) “40 onzas” y su esposa, de gran éxito como ecuyer. Eran sus líderes los hermanos Carlo, con el domador Guillalme y dos años más tarde se incorporó la celebrada equilibrista denominada “La Reina del Niágara”, luego los hermanos citados se fueron y lo transfieren a César Ciacchi, que funda el Circo Arena inaugurado en 1875, con su frente de ladrillo. Su interior era un inmenso “Barracón de madera”, de gran novedad que, a la vez preocupaba al Jefe de Bomberos el Coronel José María Calaza, en caso de alguna emergencia no deseada.
El empresario César Ciacchi ya en 1878 y presenta los planos correspondientes, pensando en futuro y reemplazó el circo, por un teatro que denominó Politeama Argentino, en Corrientes 1498.
Como antecedente ciudadano se puede citar que por 1882 José J. Podestá inaugura el Politeama Humberto I, construido por Pablo Rafetto en lugar donde funciona el actual Departamento Central de la Policía Federal. (1)
Al comenzar sobrevino una crisis, pero igual siguieron la obra, utilizaron millares de ladrillos rojos importados de Italia, que en principio estaban destinados para el futuro edificio de Aguas Corrientes.
En sus elencos desfilaron los cirqueros Chiarini, Spelterini y Cotrelli, actuaciones aplaudidas por los doctores Carlos Pellegrini, Ignacio Pirovano, Aristóbulo del Valle y los generales Bartolomé Mitre y Manuel Campos. (2)
El teatro comienza por enero 1879 con un baile de máscaras y el 16 de julio actúa la compañía del Teatro Colón, cantan “Les Hugonotes” (Jacobo Meyerbeer). Posteriormente se realizó un agasajo al Gral. Julio Roca, con 2.000 invitados.
Siendo la inauguración oficial el 6 de setiembre, con Otelo (Shakespeare) interpretada por el italiano Ernesto Rossi. Siguieron actuando las compañías líricas y dramáticas de Elenora Duse, Francisco Stagno, Griselda Morosini, Leopoldo Frégoli, María Barrientos, todos de variados géneros.
Reaparece el Circo de los Podestá con Juan Moreira (pantomima) en 1886, fue su estreno céntrico, dado que lo representaba por los barrios porteños y la entonces campaña bonaerense.
El 17/7/1886 debuta allí Sara Bernhardt con “Fedora” (Sardou), actuación que hizo viajar desde Tucumán a Domingo F. Sarmiento, que reiteraba sus viajes cuando cantaba la soprano ligera María Barrientos. Reaparece Ernesto Rossi y la exitosa Adelina Patti con sucesos como La Traviata (Verdi), El Barbero de Sevilla(Rossini) y Lucía de Lammermoor (Donizetti)
Así se logró el silencio total, toda una novedad en esta sala rumorosa y bravía, que supo reunir a 38.000 espectadores. En 1890 actuó el famoso Coquelín y su compañía francesa, máximo intérprete de Moliere y por 1891, los Podestá reponen Juan Moreira con la destacada actuación de “Pepino el 88”, ahora hablado, novedad que habían estrenado en Chivilcoy.
“Transformaciones en una década tumultuosa que marcaban a Buenos Aires como si fuera perdiendo en esa década tumultuosa, su viejo cuño de aldea sedentaria” (1)
Nace Enrique Pedro Delfino el 15/11/1895, sus padres eran los concesionarios del buffet. El niño a los 5 años comenzará sus incipientes travesuras musicales, las que fueron de distinto calibre, como tomar la batuta y trepar al podio; o ejecutar en el piano a los 6 años la música que había interpretado la orquesta, momentos antes del descanso. Queda la secuela probatoria de su extraordinaria memoria musical. Nombrando dos de las tantas que realizó frente al público habitué de la platea. Así como después desarrolló esas condiciones naturales, que lo catapultaron para ser el gran autor de tangos y músicas incidentales para el teatro, sainete, la cinematografía tanto en primer tramo y su posterior evolución en la etapa del cine parlante. Agregando a lo detallado sus obras para el humor musical, que él mismo paseó por todos escenarios y emisoras porteñas, como también por Europa. Siendo destacable que sus creaciones eran concebidas e incluidas en forma muy detallada, para cada género.
Hacia 1898 vencido los primeros 20 años de contrato entre los Ciacchi y los Zamudio, uno de éstos herederos, piensa en demolerlo y levantar una casa de renta, hasta se realizó la función de despedida. Pero la sala siguió.
El 4 de enero de 1899 se realiza una función de agasajo a la soprano portuguesa Regina Pacini. Con el tiempo será esposa del Presidente de la Nación, el Doctor Marcelo T. Alvear y compartirá, entre otros emprendimientos sociales la creación de la Casa del Teatro, en el mismo solar que ocupa en la actualidad, la sala teatral Regina, de la avenida Santa Fe 1235, de nuestra ciudad.
En épocas de 1900, se habilitaban palco-cerrados, donde sus ocupantes no eran vistos por el resto de la sala. Eran bailes de Carnavales que marcaron la mayor distinción junto con los que se realizaban en el Teatro de la Ópera.
Siempre por el Carnaval de 1900, actuó la orquesta dirigida por el Maestro Santo Discépolo, diplomado en el Real Conservatorio de Nápoles; en nuestra ciudad fundó y dirigía las bandas de la Policía y la de Bomberos. Además compuso los tangos “Payaso” dedicado a Franck Brown y “No Empujes Caramba”
Luego en la misma sala por décadas posteriores, su hijo menor el notable actor/autor Enrique Santos, representó Wunder Bar y Blum.
Estos bailes fueron de la mayor distinción y competían con el Teatro de la Ópera e introdujeron el Tango en el centro, con la muchachada brava de taco militar y pantalón bombilla, que no terminaban siempre de la mejor manera.
Es para aclarar que las trifulcas eran tan bravas, que llegaban a correr sangre, con intervención policial, siempre se registraban en Carnaval, porque el resto de las funciones se representaban óperas y/o música clásicas y se desarrollaban normalmente. Los mismos fueron tratados en la pluma de Julio César Viale, en “Estampas de mi Tiempo” (3) donde marca la diferencia entre ambas salas. Anticipadamente había grescas con puñales y sangre.
En setiembre de 1902 los Podestá, estrenan la comedia de Nicolás Granada “Al Campo” pieza fundacional de nuestra dramaturgia.
El autor que trabajó como ayudante de Bartolomé Mitre, a fines del siglo 19, le cedió un original que leyó y elogió y a la vez preguntó, a que elenco iba a confiar la representación. Contestando Granada que había apalabrado a unos artistas españoles y “Don Bartolo” rápidamente expresó: “No empiece con zonzeras” , llévela a los Podestá (4)
Los bailes de Carnaval siguieron con tangos desde 1913/15 con las orquestas de Albérico Spátola y Augusto Pedro Berto.
El 21 de setiembre del 1914 se realiza el 1er. Baile del Internado, con la orquesta de Francisco Canaro, quien estrena su tema Matasanos, evento que contó con la activa programación y realización de los – por entonces estudiantes- José Arce, Pedro Chutro y Ricardo Finochieto. Luego sus magníficas carreras honraron a la Cirugía Nacional y a todos los argentinos en general.
También 1915 en los carnavales Augusto Berto formó dos orquestas, actuaban una en nuestro teatro y la otra en El Nacional; siendo por 1922 Roberto Casaux con “El Vasco de Olavarría” de Alberto Novión, logrando gran suceso de público y crítica, al imponer sus notables aptitudes y dará a conocer un nuevo autor.
El folclore desconocido por los porteños, hasta entrada la 2ª. Década, llega con la compañía encabezada por Andrés Chazarreta.
Debutan el miércoles 16/3/1925, en función especial para periodistas y autoridades, con gran repercusión, reflejada en el diario “La Época”, que expresó: “ una franca salva de aplausos sorprendió a los propios músicos de tierra adentro” (sic.). Sumaron 40 días a sala llena, donde sobresalía la soprano Patrocinio Díaz, que cantó 4 vidalas, más zambas, chacareras y vidalitas. Luego la cantante grabó con la agrupación orquestal de Juan de Dios Filiberto.
Por 1931 actuó el sexteto de Pugliese-Vardaro, muy festejado por la concurrencia, razones varias como la llegada del cine sonoro, no perduró en el tiempo.
En 1937 se representó “MAL DE AMORES” una revista musical de Francisco Canaro como director y autor junto a Ivo Pelay.
El elenco lo integraban Paquita Garzón, Agustín Irusta, Roberto Fugazot y un juvenil Angel Magaña, pero la misma se calificó como un cuasi fracaso, dado que no alcanzo la repercusión alcanzada por las revistas anteriores, que enfocaban a las canciones estrenadas en el escenario, como gran suceso.
Luego al correr de los almanaques, siguieron éxitos notables: en 1947 presentaron a La Diosa de Ébano Josephine Baker, en la casi última etapa de su carrera mundial. Alternando con producciones teatrales representadas por Luisa Vehil, Ana María Campoy, José Cibrián, Esteban Serrador ya por 1948/50. Citando algunas figuras de prestigio, que pisaron las tablas del Politeama y siempre elogiaron su acústica, como una de las mejores del mundo.
Llegado 1958 los propietarios del inmueble ya reducido, resolvieron demolerlo para levantar un rascacielo y una amplia galería, que resultó un cuento más o acaso, toda una gran estafa, sin duda. Esto motivó que el Fondo Nacional de las Artes, resolviera que por cada sala teatral que se cerrara, se construyesen dos en su reemplazo. La aplicación de la misma fue de una repercusión relativa.
Desde 1990 esta esquina fue denominada Esquina Aníbal Troilo y existe actualmente el Café Politeama.
En la misma manzana del Politeama, en Paraná 345 estaba EL PASATIEMPO, fundado por Monsieur Luis Forlet por 1884, montado al estilo parisien. Era un típico café-concert, con la platea abierta en un lateral, junto a un jardín con mesas. Fue uno de los escenarios por 1885, dedicados a las representaciones tipo Moulín Rouge, más las piezas criollas de sátira política.
Lo transitaban las “indiadas” (5) bravas, siendo Monsieur quien ponía la cara a vasos, sillas, botellas, aplausos, alguna prenda femenina íntima y flores... todo. Pero en l887 a $ 0,50 la entrada reunió a 50.000 espectadores, casi una curiosidad para analizar en términos económicos. Entre las bromas mas pesadas fue dejar sin luz el local, con gran asombro y alboroto, pero conocedor del ambiente saltó al escenario Nemesio Trejo... con su guitarra cantó y paró a la indiada.(*)
Nemesio Trejo fue un personaje bien porteño y dueño de una gran personalidad e inventiva, que cumplía además con importantes cargos, como Procurador del Bco Nación. Su notable currículum mereció trabajos especializados y evocativos de Julio César Viale Paz, Enrique Puccia, entre otros. .(6)
El mismo protagoniza y escribe “La Fiesta de Don Marcos”, será la primer sátira política nacional, estrenando el 2/5/1890 la primer revista porteña; era un brulote para Juárez Celman y aludía además a Lucio V. Mansilla. El elenco lo completaban Rogelio Juárez, la belleza madrileña Elisa Pocoví y Amadeo Lastra. Nemesio Trejo fue autor, payador, polifacético dueño de una gran personalidad siempre de gran repercusión entre sus seguidores.
En 1892 debuta en la orquesta de la casa, el joven Alfredo Bevilacqua, como pianista a los 18 años, y por el Carnaval de 1895, será su director y estrenará sus tangos: Apolo y Venus.
Esq. SO..?? Confitería Premier.
Por Corrientes en el N° 1524: acera sur/oeste estaba el Picadilly, que actualmente reflotó el cantautor Chico Novarro como teatro/auditorium, respetando su antigua denominación, fue por el ‘40 local bailable, donde actuaron las orquestas de Osvaldo Pugliese y sus cantores Roberto Chanel y Alberto Morán, de gran éxito; alternando con la del cantor Ángel Vargas, dirigida por el bandoneonista/director Eduardo del Piano y en 1945, debuta la agrupación de Enrique Mario Francini-Armando Pontier y su cantor Alberto Podestá. Citando las orquestas mas destacadas y de mayor éxito que pasaron por este local.
Teatro General San Martín, en Corrientes 1530.
Ocupa el solar del ex Teatro Nuevo, antes llamado Corrientes, Municipal de Comedias y del Pueblo. El 26 de agosto 1916 debuta el flamante binomio Muiño-Alippi y su compañía en “Guerra en Tiempo de Paz”, en la última función como fin de fiesta, cantó el flamante dúo de Gardel-Razzano.
Sus antecedentes institucionales parten de 1937 cuando el gobierno municipal le cede a Leónidas Barletta, las instalaciones para el Teatro del Pueblo.
Pero en 1943 otro Intendente lo recupera y crea el Teatro Municipal de la Ciudad. de Bs. Aires, que en 1950 será denominado: General San Martín, siendo uno de los más entusiasta para dotarlo de las flamantes técnicas, el Maestro y formador de toda una pléyade actoral notable: don Antonio Cunill Cabanellas.
Comenzaron la obra en 1953 y se suspende en 1955 con la Revolución Libertadora, en 1960 prosiguen por la gestión del Intendente Hernán Giralt, que las inaugura ante el Presidente Dr. Arturo Frondizi 25/5/1960 - provisionalmente - en adhesión a los festejos del Sesquicentenario de la Revolución de Mayo de 1910 La inauguración oficial fue 23/11/61.
Como buenos porteños si cruzamos desde el San Martín, a la acera impar, funcionó el Bar Iglesias, donde Roberto Firpo fue gran suceso, por ser la primera gran orquesta típica. Establecimiento que compartía la medianera con el Café Dominguez, evocado por Ángel D’Agostino y Julián Centeya, en un tango escrito por ambos creadores, en décadas posteriores. El mismo fue sede de las actuaciones, del Cuarteto de Graciano De Leone entre 1914 a 1925, casi incorporado al inventario de la casa.
Hubo varios conjuntos y en 1921, el público desbordó el local cortando el tránsito. Fue el debut de la orquesta de Paquita Bernardo, primera directora/bandoneonista que contaba con dos músicos de 15 años, Osvaldo Pugliese y Elvino Vardaro.
En la ochava N.O, bautizada actualmente: Susana Rinaldi estaba en Paraná 420 el Bar Pacho, propiedad del director Juan Maglio, que luego fue Ambos Mundos y por los fines del 20 en adelante fue Café La Terraza, donde se filmaron decenas de películas mudas y sonoras, siendo los directores que habitualmente utilizaron las instalaciones: El Negro Ferreira, Leopoldo Torre Río, Manuel Romero, etc.
En la misma acera se levantaba el Teatro de Revistas Comedia, conducido por el juvenil Carlos A. Petit, era la competencia del Maipo, donde actuaban las grandes figuras del género que tenían alguna diferencia con la empresa y/o con su titular Luis C. Amadori.
Allí actuaron Severo Fernández, Mario Fortuna, Alberto Anchart, Pedro Quartucci, Tito Lusiardo y la vedette cubana Blanquita Amaro, etc. Donde por 1951 admiré a Juan Verdaguer que procedía de Las Vegas EE.UU como malabarista musical, según referencias previas del público lo señalaban chileno y/o uruguayo. Tal lo desconocido de su procedencia.
Protagonizaba un show inédito y personal, consistía en tomar una escalera de una hoja, de más de treinta peldaños, más un violín. Haciendo equilibrio alcanzaba el último escalón y allí ejecutaba una pieza clásica. Luego será notable actor que descolló en teatros, películas, emisoras radiales y televisivas, de nuestro país, los limítrofes y algunos europeos.
Medianera por medio, avanzando hacia Lavalle estaba el Cabaret Chantecler, en Paraná 440. Diseñado y construido a la moda del Moulin Rouge parisino, donde se ofrecían shows diversos, con la novedad de realizarlos incluyendo escenas que se desarrollaban números acuáticos. Gran novedad en Buenos Aires, que se inauguró la Nochebuena de 1924, con la gran orquesta de Julio De Caro, siguieron otros directores como Carlos Marcucci, Juan D’Arienzo, por más de una década y en 1950 Héctor Varela. Luego retorna El Rey del Compás, que se alterna con su colega Joaquín Do Reyes. Contó con la conducción del Príncipe Cubano (Ángel Sánchez Carreño), local que alternaron varias generaciones de porteños en la belle epoque. Demolido en 1960, don Enrique Cadícamo lo evocará con su tango “Adiós Chantecler”.
Llegamos a la esquina N.Este, encontramos el Cabaret Monmartre, de Corrientes 1431/5, inaugurado por Augusto P. Berto y su sexteto, siguió un trío de notables: como Juan Carlos Cobián, Tito Roccatagliata y Eduardo Arolas; en los intervalos cantaba la mitológica y pre-tanguera: Pepita Avellaneda.
El calificativo de pre-tanguera que señalo y aclaro, dado que la creación de la Cantante Feménina del Tango, recién llegó de la inspiración de los autores Alberto Vaccarezza y Enrique Delfino, con el tango “Padre Nuestro” cantado por Azucena Maizani durante el desarrollo del sainete “A mi no me Hablen de Penas”, el 23/6/1924 en el Teatro El Nacional.
En las cuatro ochavas de PARANÁ Y CORRIENTES, se generaron sucesos notables y variados del Espectáculo Argentino, que hoy recorrimos; como el circo, el nacimiento del teatro porteño, los grandes divos/as del drama y la lírica mundial. Además de brillantes actores nacionales y extranjeros, el café-concert, las revistas y el consabido condimento de “La Música popular más bella del mundo”: EL TANGO.
Bibliografía:
(1) GALLO Blas Raúl “Historia del sainete nacional”. Buenos Aires. Editorial Buenos Aires Leyendo. 1970. 2ª. edición
(2) PUCCIA Enrique Horacio. “Intimidades de Buenos Aires”. Buenos Aires, Ediciones Corregidor. 1990
(3) VIALE Julio César. “Estampa de mi tiempo”. Buenos Aires. Editorial Julio Suárez. 1942
(4) ORDAZ Luis. “Historia del Teatro Argentino”. Buenos Aires. Academia Porteña del Lunfardo. 1989.
(5)(6) PUCCIA Enrique Horacio “Nemesio Trejo. Pionero del Sainete Nacional”. Buenos Aires. Academia Porteña del Lunfardo. 1993.
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Glosario
(*)INDIADA: Patota. Barra ruidosa y provocadora, actuaban en espectáculos y/o reuniones políticas.